"Nadie es una isla sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra ; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti". John Donne. Devotion upon emergent occasions
Por Santiago Vásquez*
Por Santiago Vásquez*
Muy buenas noches a todas la ciudadanas, a todos los ciudadanos que aceptaron la invitación de acompañar a nuestro candidato al Concejo, Víctor Pardo, en su lanzamiento de campaña. Hasta hace unos días mi decisión de voto nos estaba tomada. No he revisado muchos perfiles ni propuestas y tampoco me he preocupado por hacerlo.
Aunque gran parte de mi vida se desarrolla atendiendo asuntos políticos y preocupaciones por garantizar una mejor calidad de vida para las personas, no me había tomado el tiempo suficiente para pensar quién seriamente puede representar mis necesidades de ciudadano de esta ciudad. Y ha pasado así, por que yo también me siento desilusionado con la clase política de este país.
Recién llegué al Congreso de la República, veía con inmensa tristeza cada martes, cada miércoles un puñado de personas esperando pacientemente a que apareciera el congresista que ayudaron en épocas electorales. Esperando pacientemente a que ese congresista diera la cara y les cumpliera la promesa individual que les hizo a cambio de un voto. Gente buena, gente con dignidad que no han tenido el abanico de oportunidades que se les da a otros pocos. Y cruzan los brazos con la resignación del que es fuerte, del que es inteligente, hábil, esperando pacientemente. Ese puñado de personas buenas son despreciaos con el apelativo de lagartos. Para ese congresista que solo lo motiva el interés personal y empresarial, el que una vez fue el elector amigo, luego se convierte en un simple lagarto.
Hoy nos han hecho creer que sin la ayuda de un amigo político, nuestros sueños no tienen posibilidad. Y entonces ¿para qué los sueños? Si acaso hemos perdido la fe por la política, es por que abundan políticos corriendo como bestias tras botines financieros, haciendo servilismo a los intereses de multinacionales, corporaciones, mafias. Incapaces de conmoverse con los problemas de ciudadanos común, que es la clase a la que hago parte. Ese voraz apetito por acumular dinero, algunas veces ha logrado que nuestros sueños se dobleguen. Solo algunas veces.
Y entonces, ¿para qué los sueños?
Si acaso hay indiferencia en los ciudadanos comunes, es por que el corazón también se aflige en un mundo tan descomunal como este, y todos somos frágiles.
La política del amiguismo y para el amigo es la constante de hoy día. La política del interés económico y para la economía es el tema de cada noticiero. La economía como medio y como fin, la política al servicio de la economía. Así son las reglas que ha impuesto una clase de políticos que piensa con el lado derecho de cerebro, donde las neuronas son incapaces de la compasión, la generosidad, la piedad, la poesía, el amor, la devoción, la fraternidad. Los neurólogos nos han dejado saber que a la izquierda de cerebro están todos estos sentimientos, que son el sentir que debe acompañar a un político.
Me siento enormemente complacido y doy gracias por hacer parte de un equipo político de izquierda liberal, progresista y democrático, guiado por la piedad, la generosidad, la compasión, el amor, la devoción, la fraternidad. Absolutamente consiente que el fin de la política es garantizar calidad de vida para todos los seres humanos, y entonces el modelo económico es tan solo un medio para tan noble propósito.
Desde hace mucho tiempo Víctor Pardo es miembro de ese equipo político que le ha dado poder ciudadano a los colombianos. Y lo he visto a Víctor Pardo trabajando con pasión infatigable para garantizar mejores condiciones a todos los trabajadores colombianos, y lo cierto es que desde la década del 70, cuando apenas se me ocurría nacer, Víctor Pardo ya estaba comprometido con la defensa de los intereses de los trabajadores de entonces, y los que vendrían. Yo lo he visto sacrificando noches de sueño, preparando documentos, estudiando derecho laboral, políticas educativas, planes de asistencia social y movilidad vial, tan solo motivado por la idea de que otros tengan las condiciones y las oportunidades que no han tenido los hombres y las mujeres de hoy. Y también lo he escuchado regañándome por no hacer mi trabajo con toda la convicción y toda la pasión que se alberga en mi espíritu. Él tiene muy claro que lo que está en juego es darle respuesta a las necesidades de miles de ciudadanos. En mi silencio lo he visto y lo he escuchado mostrando su generosidad, poniendo a disposición toda su experiencia de vida para garantizarles calidad de vida a las personas. En mi silencio lo he visto luchando incansablemente, semejante a un Quijote, para hacer realidad las tareas que se propone. Él sabe que los sueños son para hacerlos realidad. Y eso me ha producido enorme admiración y respeto.
Le he conocido a Víctor calidades humanas, para sentir la seguridad que los intereses de nosotros los ciudadanos del común si van a estar bien representados. Por que al lado de Víctor y el equipo de Poder Ciudadano he recuperado la ilusión por la política. Sé que todos esfuerzo que se hacen, no van a perderse en el tiempo, como las lágrimas en la lluvia.
* Politólogo, Congreso de la República
Recién llegué al Congreso de la República, veía con inmensa tristeza cada martes, cada miércoles un puñado de personas esperando pacientemente a que apareciera el congresista que ayudaron en épocas electorales. Esperando pacientemente a que ese congresista diera la cara y les cumpliera la promesa individual que les hizo a cambio de un voto. Gente buena, gente con dignidad que no han tenido el abanico de oportunidades que se les da a otros pocos. Y cruzan los brazos con la resignación del que es fuerte, del que es inteligente, hábil, esperando pacientemente. Ese puñado de personas buenas son despreciaos con el apelativo de lagartos. Para ese congresista que solo lo motiva el interés personal y empresarial, el que una vez fue el elector amigo, luego se convierte en un simple lagarto.
Hoy nos han hecho creer que sin la ayuda de un amigo político, nuestros sueños no tienen posibilidad. Y entonces ¿para qué los sueños? Si acaso hemos perdido la fe por la política, es por que abundan políticos corriendo como bestias tras botines financieros, haciendo servilismo a los intereses de multinacionales, corporaciones, mafias. Incapaces de conmoverse con los problemas de ciudadanos común, que es la clase a la que hago parte. Ese voraz apetito por acumular dinero, algunas veces ha logrado que nuestros sueños se dobleguen. Solo algunas veces.
Y entonces, ¿para qué los sueños?
Si acaso hay indiferencia en los ciudadanos comunes, es por que el corazón también se aflige en un mundo tan descomunal como este, y todos somos frágiles.
La política del amiguismo y para el amigo es la constante de hoy día. La política del interés económico y para la economía es el tema de cada noticiero. La economía como medio y como fin, la política al servicio de la economía. Así son las reglas que ha impuesto una clase de políticos que piensa con el lado derecho de cerebro, donde las neuronas son incapaces de la compasión, la generosidad, la piedad, la poesía, el amor, la devoción, la fraternidad. Los neurólogos nos han dejado saber que a la izquierda de cerebro están todos estos sentimientos, que son el sentir que debe acompañar a un político.
Me siento enormemente complacido y doy gracias por hacer parte de un equipo político de izquierda liberal, progresista y democrático, guiado por la piedad, la generosidad, la compasión, el amor, la devoción, la fraternidad. Absolutamente consiente que el fin de la política es garantizar calidad de vida para todos los seres humanos, y entonces el modelo económico es tan solo un medio para tan noble propósito.
Desde hace mucho tiempo Víctor Pardo es miembro de ese equipo político que le ha dado poder ciudadano a los colombianos. Y lo he visto a Víctor Pardo trabajando con pasión infatigable para garantizar mejores condiciones a todos los trabajadores colombianos, y lo cierto es que desde la década del 70, cuando apenas se me ocurría nacer, Víctor Pardo ya estaba comprometido con la defensa de los intereses de los trabajadores de entonces, y los que vendrían. Yo lo he visto sacrificando noches de sueño, preparando documentos, estudiando derecho laboral, políticas educativas, planes de asistencia social y movilidad vial, tan solo motivado por la idea de que otros tengan las condiciones y las oportunidades que no han tenido los hombres y las mujeres de hoy. Y también lo he escuchado regañándome por no hacer mi trabajo con toda la convicción y toda la pasión que se alberga en mi espíritu. Él tiene muy claro que lo que está en juego es darle respuesta a las necesidades de miles de ciudadanos. En mi silencio lo he visto y lo he escuchado mostrando su generosidad, poniendo a disposición toda su experiencia de vida para garantizarles calidad de vida a las personas. En mi silencio lo he visto luchando incansablemente, semejante a un Quijote, para hacer realidad las tareas que se propone. Él sabe que los sueños son para hacerlos realidad. Y eso me ha producido enorme admiración y respeto.
Le he conocido a Víctor calidades humanas, para sentir la seguridad que los intereses de nosotros los ciudadanos del común si van a estar bien representados. Por que al lado de Víctor y el equipo de Poder Ciudadano he recuperado la ilusión por la política. Sé que todos esfuerzo que se hacen, no van a perderse en el tiempo, como las lágrimas en la lluvia.
* Politólogo, Congreso de la República